desde que la salvé de un secuestro
diario y noches sin dormir, inverti
o, una carrera, nuestra casa... y yo me des
dera vida" en el hogar que con tanto sudor construí para a
cociné con tanto amor, escuché las palabras qu
rás de sus palabras: "Nuestra relación siempre fue
ines carísimos, brillantes y nuevos, ocultos en nuestro c
le todo por lo que había luchado una mujer qu
lógicos, empresarios adinerados, me revelaron que s
do lo que renuncié por ell
lleno de veneno mientras me gritaba: "¡El único culpable aquí ere
a ella, sino la fe en l
nstruye una vida cuando la base que c
ntarme de las cenizas y, por pr