icencia era tan fuerte que ha
galas llenaban el salón, sus risas y conver
e no pisaba un luga
s desde q
o en casa, me sentía como una extraña en u
me preguntó Carlos, mi colega del bufete de a
omando una de las copa
era el
a
o Fu
, de espaldas a mí, pero lo r
uerdos, vestido con un traje oscuro qu
Camila Vargas. La actriz del momento,
que él si
se estremeció ligeramente, qu
o cuenta de
saco y lo colocó con una delicadeza
ella sonrió, una sonrisa radiant
punzada en
de un pasado que
rado así. Nunca me habí
ndo mi mirada, "El magnate de la tecnología y la e
a fuerza que mis nudill
í", dijo una voz chi
de Diego. Sus ojos me recorriero
é que no te atreverías a volver
a saludé co
maliciosa, "¿No te arrepientes de haberlo dejado ir? Ahora es el
le una reacción era
, el señor Velasco, un empresario corpulento
arlos me ha contado maravillas de tu
placer", respondí,
un caso perfecto para ti. Es un litigio corporativo complejo,
mirada de Carlos, expectante. Sent
unidad de volver a acercarme a Diego, de
amente al s
", dije, con la voz clara y fi
iguió fue más rui
uelto loca. La sonrisa de Isabel se
tartamudeó el señor Velasco, "E
cta sobre la bandeja de un mesero que pasaba. "
a la terraza, sintiendo sus m
a noche me golpeó la cara. Me apoyé
fue eso?", preguntó
e, no me inte
taría por trabajar con Diego Fuentes! Rech
o las luces de la ciudad. "Ya
or lo que pasó
uen amigo, pero no sabía tod
mi partida no
a sent
ja. "He oído las historias. La forma en qu
o
lver? ¿Por qué arriesg
es mi hogar, a pesar de todo. Porque mi
podía de
a tenía en ese entonces, incluso cuando
oso y magnético
ultiplicado por mil. Se hab
uvo todo y lo tiró a la basura,