casa era denso, casi palpable. Cada crujido del suelo de madera sonaba como un di

n tanto que apenas pude insertarla en la cerradura. Respiré

a su loción. Encendí la pequeña lámpara de su escritorio, bañando la habitación en una lu

l que siempre estaba bajo llave. Empecé por el archivador.

quetadas meticulosamente. Busqué el apellido de mis padre

carpeta y la puse sobre el escritorio

a mis padres, sin vida, en el interior de su vehículo. Tuve que apartar la vista, mord

sa, llena de términos técnicos que hablaban de residuos de droga en el coche, de una balística que sugería un fueg

, más delgada, con una etiqueta escrit

opa, realizados desde el asiento trasero. No había señales de lucha. La balística indicaba un solo tirador, usando un arma de calibre pequ

o la verdad, la había fabricado activamente. Había de

un sobre grueso sin etiqueta. Lo abrí. Dentro no

Emiliano

tra foto de ellos en un restaurante elegante, brindando con copas de champaña. Y la peor de todas: una tomada en el rancho donde ella se había cas

con Ricardo era parte de la farsa, una manera de consolidar su historia de "rehén rescatada por un

me dobló por la mitad. Me apoyé en el escritorio, tratando de r

a fría y calculadora. No iba a derrum

en su computadora. No tenía contraseña. Su arrogancia era su debilidad. Encontré correos electrónicos entre él y Ximena, llenos de palabras de amor y planes. Encon

memoria USB que en

Cerré el archivador y la puerta del estudio con llave. Borré las fotos de mi teléfono d

e era un completo extraño, un monstruo disfrazado de salvador. Toqué mi anillo de bodas

Mi plan de escape no era solo salir de esa casa. Era demoler su mundo, tal como él había demolido el mío. Y por m