ntas de verano que aparecen sin avisar y lo inundan todo. Mi bolso de piel, el favorito que Mateo me había regalado en nuestro ani
de guardaba nuestros documentos importantes. Lo abrí con cuidado. El acta de nacimiento de Mateo estaba manchada y mi pasaporte parecía un acordeón, pero lo peor era nuestra acta de matrimonio. El pap
o. El lugar estaba lleno, como siempre, con un murmullo constante de gente y el golpete
la ventanilla. "Necesito una copia c
a expresión de aburrimiento perpetuo, apenas me miró.
iendo ese pequeño calor en el pecho que siempre aparecía al deci
frunció ligeramente. Volvió a teclear, más despacio esta ve
nté, con un nudo form
jos fijos en los míos. "Señorita Reyes, aquí no
mposible. Revise de nuevo, por fav
"No hay nada. Usted, segú
ma, cualquier cosa. "No, no, no. Estamos casados. Tuvimos una boda, una fiest
ema es el que es. Aquí no aparece." Hizo una pausa y luego tecle
nas un segundo. La expresión de la mujer se vol
en?" l
"El señor Mateo Valdivia está legalm
alrededor se convirtieron en un z
sabella Torres. El matrimonio
omo una "sustituta" temporal mientras yo estuve fuera del país cuidando a mi madre enferma durante seis meses. "Es solo para que me ayu
a con pena. "Señori
, Mateo mirándome con esos ojos que juraban amor eterno, el beso que selló nuestra un
llo. Lo saqué con manos temb
res cenar esta noche? Muero por llegar a casa y
. ¿Cómo podía escribirme eso mientras estaba legalmente atado a otra mujer?
as en la oscuridad. Recordé cuando lo conocí, éramos apenas unos niños. N
cibí. Cuando lo confronté, se puso pálido, pero rápidamente inventó una historia. "Era para mi mamá, mi amor, quería darle una sorpresa." Le creí.
. Me senté frente al volante, mirando al vacío. La verdad era tan monst
enfrente, oculta detrás de un camión. Esperé. Una hora después, lo vi salir. No iba solo. A su l
charlar. Me encogí en mi asiento, tratando de escuchar. La distancia
isa resonó en la calle. "Ella cree que es la señora
o en voz baja, con un
ieza en el tablero. La necesito para los negocios, para las apariencias. Pero Sofía... Sofía es el amor de mi vida
onrisa complaciente en el rostro. "Tú
ió, como un pe
Me había reducido a un objeto, a una posesión que podía mantener engañada mientras se benef
Sofía dulce y confiada murió en ese coche. En s
ía que habían caído. Arranqué el coche. Ya
a, su reputación, su nueva "familia" . Iba a dejarlo tan solo y miserab