da entera, se fuer
i prometido, Mateo, un hombre de negocios implacable, me prometía am
us encuentros apasionados con "M", mi Mateo. Él la visitaba a diario en su "prisión dorada
me había acosado. No entendía por qué Mateo, quien parecía tan devoto a mí, jugaba este
umillación de ser un peón en sus juegos psicópatas. Sentía cómo se
o, y donde él corrió a responder la llamada de Ximena en nuestro aniversario, tomé una
as, y el calendario marcaba el día antes del accidente. Era una segunda oportunidad,