con luces tenues y el tintineo de copas de cristal. Sofía se sentía como
n traje de chaqueta color marfil. Le en
ena," le susurró al oído, su aliento olía a perfume caro
queño frasco con un polvo blanquecino. Su corazón
ceptivo," añadió Elena, con una sonrisa que no ll
o lado del salón, rodeado de socios y clientes, riendo de algo que decía un hombre mayor. Se ve
Cuando los postres fueron servidos, vio a Rica
señor Solís. Cuando el barman se giró para buscar algo, Sofía, con un movimiento rápi
cardo. Su corazón amenaza
olís, su
sus ojos al verla allí. Tomó el vaso s
áusea terrible. Volvió a un rinc
se volvió un poco más fuerte de lo normal, sus movimientos ligeramente meno
o. El hombre con el qu
señor Solís?" pregu
dificultad. Sus pupi
ando extraño en sus labios.
de aire fresco," sugiri
lo tomó del brazo para estabilizarlo. Su contacto le envió una d
terraza. La noche era fría, pero Ricardo parecía no
cambiado. La fría indiferencia había sido
ó apartarse, pero sus piernas flaquearon. La ira brilló en sus o
ico era más fuerte que su voluntad. Se
a llegar a la suite que el bufete siempre reservaba para él en
aña de fuerza y una ternura desconcertante que la confundió. Él la llamaba po
ruina. El mundo de los Solís era cruel, y ella solo estaba aprendiendo a jugar con sus
o y un vacío inmenso en el alma. La luz del sol se filtraba por l
es y una nota. No era la letra de Ricardo. Era la
tá seguro hasta que encuentre a la
zada, un peón en un juego que apenas entendía. Pero también
hotel, sintiendo que había dejado atr