rancho apenas lograba oculta
do cómo Ricardo, mi esposo, celebraba el bautizo de su h
ño no e
ntasmas en nuestra propia casa, ignoradas por todos mientras
sa dulce para los demás,
moleste a los invitados", dijo, y discretame
us ojitos llenos de lágrimas, y
vo cuando el caos est
de Ricardo no
a Elena y a su hijo detr
y en sus ojos,
a casa con ellos, dejándonos a Camila
un año, preguntándome cada día si mi h
ada, lo único que deseaba era volve
ierno no había terminado, s
ras, sucia, desnutrida, sus ojos vacíos, comiendo s. Elena me pega. Siempre tengo hambre", su ll
rabia primal que me dio
o instante, e
ebraban, brindando
andono. El aniversario