"adiós, mami" fue la última melodía de mi vida norm
olor metálico a sangre y un pequeño bulto cubierto por una sábana blanca, ma
mi mano, y el movimiento descendiendo hacia mi hija. "¡No, eso no es real!", clamé, pero nadie me cr
uería, que me presentó como una desequilibrada. Incluso mi historial de depresión postparto fue usado para pintar un retrato de una psicótica. La com
de hielo y una violencia indescriptible, usando unas tijeras de jardín para dañar
monstruo de mi pesadilla hipnótica. Me liberé, grité su nombre, y de repente, todo encajó. No estaba loca. ¡Fui víctima de una trampa, una conspir