eñadora de moda más aclamada de México, se sentía fuera de lugar. Estaba acostumbrada a la elegancia silenciosa de las pasarelas, no al circo ruidoso de un reality s
on Alejandro Solís, un hombre que no estaba presente pero cuya sombra de poder se sentía en cada rincón del imperio gastronóm
ra irrumpió en el se
socia y su rival más encarni
estaba descompuesto por la furia. Se plantó frente a las cámaras, igno
enmascarar a una ladr
sonó en el silencio
hacia Sofía, que permanecía sentada en la me
me robó el diseño que me hizo ganar mi primer premio, el diseño con el qu
o recorrió a la a
ón que solo veía números de rating, le gritó al presentador por
. ¿Y robarle a Ricardo? La idea era tan ridícula que por un segundo pensó que era una broma de mal gusto. Ricardo era
aparecer los comentarios de las redes sociales
an Sofía Ramos
aMaridos,
que tenía ca
n él para subir, las
úblico se sentía como un golpe físico. Sofía apretó los puños debajo de la mesa, sus nudillo
ista llamado Beto, se acercó a Camila con el micróf
posa del magnate Alejandro Solís, está teniendo
una bomba tóxica. Mencionó a su esposo, Don Alejandro, y eso hizo que el corazón de So
de cocodrilo, perfectamente actuadas para las cámaras. Se cubrió
mis espaldas. Ella lo sedujo, lo manipuló. ¡Y todo por envidia! ¡Porque ella n
con la familia Solís para destruirla. En el fondo de su mente, una voz fría y calmada le decía q
traña y distante. "No sé qué juego estás jugan
ico. Era un hombre que vivía de su imagen pública, y esa imagen se estaba haciendo añicos en vivo y en directo. Su debilida
zada. Embarazada de Don Alejandro, su esposo. Nadie lo sabía aún, ni siquiera Diego. Y ahora, esta tormenta de mentiras