e, me sentía hu
cerraba los ojos, veía el rostro de
i en el espejo, p
alir de esa casa que de repen
erca de la oficina, un lugar
na mesa junto a la ventana
encont
ateo seguían reso
s". "No hag
a y, sin poder evitarlo, la
illas en silencio,
nte con una servilleta, aver
dijo una voz a
té la
con bata de médico, me miraba con un
lando un pequeño recipiente de cerámica en su
lo, sorprendida
ré decir con la
Dr. Alejandro Díaz. Trabajo en el hospital de enfrente. A
a de reconocer mi est
e formular una re
me dio una última sonri
d fue como un pequeño ray
arme cuando la campani
sta y mi cora
ateo y
o, conversando
s hombros de ella de una m
e vi
una mesa no muy
e su conversación, risas, p
el aire
a. Actuaban co
sible, con el corazón hecho pedazos
en el mostrador y, al darse
n de alegrí
os, seguido rápidam
rcó a
quí?" , preguntó en v
respondí, mi voz tem
ción, sino de fastidio. "Por Dios, Sofía, ya te dije
la mesa donde Ximena nos
rédula. "¿Yo te voy a hacer
"Ximena está ahí. Va a pe
estamos?" ,
ó y se acercó a nosotros con una son
ntó, su voz era dulce como la miel. "Hola, soy X
su mano
quien parecía un ciervo atrap
, dijo Mateo, forzando un
" sonó como el peo
o. La chica del video, la
el
te de m