tropecé en el borde de la acera. Caí con fuerza, y un dolor agudo y terrible me atravesó el vientre. El mismo dolo
Vio mi dolor, vio mi desesperación. Dudó. Por un instante, una fracción de segundo, pensé que vendría a ayudarme. Pero entonces, Rebeca apar
cia. En el hospital, la noticia fue devastadora. Tenía una amenaza de aborto. El estrés
lamé al banco. Una voz impersonal me informó que mis cuentas habían sido congeladas por orden de mi padre, Don Emilio Romero, alegando "in
n pagaré, prometiendo volver para pagar la cuenta. No tenía a dónde ir. Mi apartamen
dido el tiempo. Había subido un post a sus redes sociales. Un video editado del incidente en el re
tanto odio. Le deseo a Sofía que encuentre paz y ayuda profesi
"despechada" , "arpía" , "pobre Rebeca" . La opinión pública me estab
agencia de viajes para comprar un boleto de autobús a Oaxaca, donde tenía un
lla! ¡La exnov
calle como si nada después
e. Una de ellas me lanzó el refresco que estab
e de aquí
az a Ricardo
os grababan con sus teléfonos. Me sentía como un animal acorralado. Tropecé y caí de rodill
arme, de rendirme a la
s, todo s
egro, el mismo coche de la otra noche, se había detenido en medio de la ca
multitud retrocediera instintivamente. No dijo una palabra. Se quitó su costoso saco de diseñador y lo
s bien,
con una furia controlada mientras miraba a
irme y cálido. Me ayudó a lev
aquí," dij
uerta. Antes de subir, se giró hacia la
jo, con una voz tan fría que podría cong
uavemente, alejándonos del caos, de la humillación. Me derrumbé en el asiento de cuero,
enta más oscura de mi vida. Me había encontrado en mi punto más bajo y, por segunda vez,