rada, la guardiana de esta tierr
na plaga desoladora, sacrificando la mita
cipe, ahora emperador, junto a su concubina Itzel, me acusaron de brujería, me
exterminaron a mi leal Citlalli y a todo mi
rtirse en tal monstruosidad? ¿Cómo pudo el
iento, el crisol donde mi espíritu se forjó en algo nuevo, alimentad