madre, una cena familiar
a tiempo del trabajo, pero ya eran las ocho
yo sabía la verdad: la empresa que levanté y le regal
una foto grupal: Sofía, radiante, abrazada a Mateo, s
r, desnudo. Se había qui
ía humillarla, pero ella, lejos de avergonzarse,
eno para nada?", le grité, pero su respuesta me destrozó: "¡Él es el amo
destino. Me dijo que me quedaría sin nada, que me
ión. ¿Cómo podía alguien que amé tanto volverse tan cruel? ¿Qué clas
usticia Kármica", que me ofrecía "Intercambio de Almas" para Sofía y Mateo. Una sonrisa fría se dibujó