sin piedad, golpeando el parabrisas
os por la tensión, mientras intentaba ver a trav
de farmacia contenía los medicamentos
s, y me había llamado preocupado porque el h
ifebril y se lo llevara a su ca
olestia se instaló e
o y protector, siempre dis
las cosas que m
cegadoras aparecieron de l
camente, un grito ah
asfalto mojado, perdiend
metal retorciéndose llenó el aire, y lu
encia, un olor acre a qu
oteaba y pequeñas llamas c
se apode
, pero estaba atascada,
pada bajo el tablero, un dolo
s temblorosas, la pantalla
número d
as? Estoy por salir para allá,"
un susurro tembloroso. "Tuve un accide
lado de la línea, un sile
s?", pregunt
mada, a solo unas pocas c
na unidad de inmediat
ro atendiendo una emergencia, no la de un
engo miedo,
mila no deja de llorar, la fiebre no le
co
ndo el teléfo
se volvía insoportable d
cuparlo más, c
ue enviar
ía que intenta
fuerzas, el dolor era insoportab
ced
s manos encontraron el extintor de emerge
al una y otra vez, mis br
agrietó, per
eración se mezclaron c
l habitáculo, me
a atr
aba a abandonarme, el sonido pen
mas, vi las luces rojas y azu
una herramienta hidráulica, y una f
a Ric
ya está a salvo. Soy
firme y tra
erarme, escuché a Alejandro hablar po
llegar corriendo, su rost
istancia, observando la esce
alabras, amplificadas por la tensión del mo
dónde diablos e
tán,
que está esperando un bebé, sola en un auto
Alejandro me
be
nstintivament
o sa
esperand
me destrozó el alma, rompiendo cada peda
a nadie más," dijo, su voz llena de una angustia que no era
, ahogando el sonido de las s
ía a salvo con otros,
ia y a su hijo sobr
taló en mi vientre, mucho más fu
un dolor que anunciaba
ojos no vi al hombre que
abía traicionado de
s me colocaron
hacia la ambulancia,
cálida extendiéndose por mis piernas
e estábamos a punto de formar, se desvanecía en la
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