n un puño sobre su pierna. Su mandíbula estaba apretada, y de vez en cuando me lanzaba una mirada de reojo, una mezcla de sospecha
departamento, su fachada d
etó, su voz goteando acusación. "¡Ese anillo era
arlos" , respondí, mi
usto cuando tu negocio se está yendo al carajo,
o por la mentira, sino por l
pregunté, encontrando una fu
z lo vendiste! ¡O lo empeñaste
estaba a centímetros del mío, sus ojos oscuros y llenos
, Sofía. O dim
e se cayó! ¡N
cida y maliciosa apareció en su rostro. Metió la
ani
ía entre sus dedos, el cristal
rillar cerca del bote de basura. Parece que la perra a la que estabas alimenta
mis pulmones. Me habí
mano izquierda con una fuerza brutal. Con la
ó en mi pecho. La sensación fue instantánea y violenta. Un mareo me golpeó, la habitac
mi dedo como si fuera un trofeo. "Donde pertenece. A
ándome una mano a la cabeza.
me siento b
amente tranquilizadora. "Necesitas descansar.
bilidad se apoderó de mi cuerpo. Me sentía drogada, impotente. La maldición había vuelto, más f
s en la cocina. El tiempo pasaba, la medianoche s
a que yo estaba dormida. Era un
cada palabra. "La muy idiota trató de pasárselo a
una p
que estoy enojado por el valor del anil
u voz se volv
la llevaremos al médico. Diremos que ha tenido un colapso nervioso por la quiebra. Con el estado en el que la deja
dinero. Querían destruirme, encerrarme, borrarme de mi propia vida. Era
o con una oleada de adrenalina y furia. No po
ntana mientras hablaba por teléfono. La taza de té que había mencionado esta
ingir. Tenía que usar su arrogancia, su creencia de que yo era una idiota débil, en su contra