mis labios. "Esta también es mi casa, Diego. O lo er
onvirtió en abierta hostilid
que fue un error. Las cosas son c
zó a sollozar suavemente, una actuación perfect
se una mano a la frente. "Me siento tan débil. C
ella, su rostro lleno de una preocu
urró, lanzándome una mirada asesina. "¿Ves lo
eatro. La fragilidad de Sofía era un
Tiene la fuerza suficiente para enviar mensajes de texto amenazan
mueca de ira que reemplazó su máscara de víctima antes de qu
tamento. Dio un paso amenazante hacia mí. "No te atre
yo!" grité de vuelta, la compostura final
da con todo el peso de su cuerpo. Perdí el equilibrio y caí hacia atrás, aterrizando con
dolor. Miré mi mano y vi un corte profundo, una lasca de la madera rota de una de mis gubias se había incrust
gitación. No había arrepentimiento en sus ojos, solo una fría ir
traña, rota, que sonaba a locura. Era tan absurdo, tan increíblemente patético. El hombre que iba a pr
iego, claramente pertu
eniendo mi mano herida. La
o de acero. "Estaba loca por haberte amado. Estaba loca por haber confia
acarlo un poco de su furia. Sacó
cerca de mis pies. "Ve a un hospital. Y esto es por
ca de amor, de recuerdo, de cualquier sentimiento positivo qu
"Úsalo para pagar la terapia de tu hijo. La va a ne
Solo mi bolso y mi mano ensangrentada. Caminé hacia la puerta, y por primera vez, no sen
l suelo como una firma final en un contrato roto. Estaba herida, humillada