a boca entreabierta, su perfecta compostura rota en mil pedaz
aciendo?", gritó finalmente, su v
ré. Mantuve mi atención en Sofía,
", le pregunt
guían fijos en el collar, como s
susurró, intentando desabroch
e la suya suaveme
onsidéralo un regalo por
s, sus tacones resonando con
! ¡Ese collar
su cara roja de ira. Sus amigas l
hablando!", e
en Sofía, que parecía a punto de des
un poco de ai
terraza, y sentí la mirada de
espalda, Leonardo!", gritó,
la única respuesta que le daría. Cada paso qu
noche nos golpeó. Sofía respiró hondo, com
...", comenzó de nue
interrumpí. "No
andes ojos cafés,
qué
reflejo de cómo me sentía yo en ese momento: solo, humilla
o en clase. Mientras todos los demás compiten por ser los
jo apareció e
urmuró, baja
pe. Era Valeria. Sola esta vez. Su furia se había t
las", dijo, lanzándole un
que tenías que decir
! ¡Lo arruinaste todo!
ia. Tú lo
o, sorprendida por mi firmeza. Lueg
on desdén, mirando a Sofía de arriba abajo. "Cuando t
errando la puerta con un por
se est
iero causarte problemas", d
son", afirmé. "Y no te preocupes,
io un momento, mirando
e. "Nadie nunca... nadie
de que alguie
su ritmo, pero la gente nos miraba de reojo, susurrand
lleve a casa?", l
ivo lejos. To
noche. Yo
s por el rincón donde ella había estado antes. Vi su bolso en el suelo, un bol
e un vestido de noche, increíblemente detallado y hermoso. Era un diseño original,
entregué. Nuestros
muy bien"
derno rápidamente en su bolso, como si f
nada",
Y Valeria y sus amigos se habrían reído de él, igual
mi auto. Un modelo viejo, discreto, q
, dijo Sofía cuando se sentó
ada,
A su lado estaba Damián, que le pasaba un brazo por los hombros. Pero ella no lo miraba. Me miraba a mí. Y e
de. El juego