ndro fue mi obra ma
l, especialmente el de un torero famoso, era una oportunidad de n
le dije a Morales por teléfono m
a. "Sofía, la gente es
o," respondí. "Pe
r lleno de toreros y patriarcas soberbios. No. Alquilé una pequeña parcela en
preguntó por la ubicación exacta, s
s contenedores de basura. Para que
pero no dijo nada. El dinero ha
alquilé un ataúd de lujo, cerrado,
caje que cubría mi rostro y ocultaba mi sonrisa. Practiqué mi llanto en el espejo hasta que so
és. Todos vinieron a ver y ser vistos. Y todos, sin excepción, se
terrible pérd
sollozaba yo, apretando
do, para mi "cosecha" . Con cada sobre
ondolencias de un viejo amigo de la familia, cuan
te se detuvo. Todas l
la entrada, e
o esta
os tres o cuatro años. El niño tenía el pelo
inó por el pasillo central como si fuera la verdader
to frente a m
a el féretro
padre," declaró Isabella en voz
ctivo recorri
ado. Y yo estaba l
antuve mi compostura, el velo ocu
nté, mi voz un susur
a, levantando la barbilla con desafío. "E
Las cámaras de los teléfonos móviles se alzaron
ando mi rostro. No había lágrimas.
z clara y firme, cortando el rui
ión haciéndola estridente. "¡Este niño es la prue
gritos, se escondió detrás
o fuera lo suficientemente dramática, una
ra de la Vega. El patriarca y la matriarca del cl
estaba claro que
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