n frío que se te mete en los huesos
s del evento de moda más importante de la ciudad, él, un diseñador a
opas de champán en una bandeja, con un u
bles en la universidad, tre
vida, una beca de diseño que me habría abierto todas las puertas. Me manip
mis ruinas, yo luchaba por sobrevivir, acep
o, solo un instante de desdén. Más tarde, mientras recogía vasos vac
to, ¿verdad, amor? Por mucho que lo intenten
a cara. Todo el dolor, la rabia y la impotencia de años se a
aire frío de la noche no aliviaba el fuego que me consumía por dentro. Recordé mi su
ra de mi ser una segunda oportunidad. Una oportu
l de la tarde se filtraba por la ventan
o de la universidad. El calendario en la pared marcaba
en mi pecho. No era u
el trabajo duro, temblaban. Miré mi reflejo en la pantalla oscura de mi computadora. Era
La humillación. El dolor. Todo estaba tan v
e en su novio y su mejor amiga había muerto en ese callejón. La qu
gan
talla se iluminó con las notificaciones de la
sta línea de tiempo, estaba de pie en medio del patio de la escuela co
ue todo el mundo sepa que e
metros de distancia, con una expresión que no era del todo de felicidad. Parecía sorprendida, sí, pero también... incómoda
Carlos era ambicioso, pero nunca había sido tan extravagante y
bía vuelto, significaba que no solo quería el éxito, quería restregarme en la
o le correspondía. La incomodidad de Laura era sutil, pero innegable para mí, que la conocía
largo y posesivo. Laura apenas respondió. Sus manos
lda. Esto era más complicado de l
las voces de los estudiantes emocionados po
sus juegos. Esta vez
aron las páginas, y el conocimiento fluyó de vuelta a mí, no solo como un recuerdo, sino como u
rdar el resultado, pero yo recordaba el trabajo, el sudor y las lá
Que Carlos y Laura disfrutaran de su peque
cada boceto. Las horas pasaron volando. La sed de venganza era un c
acia mi clase de historia del arte, cargando una pil
se esparciero
ba de pie frente a mí, con u
o, Sofi. Estaba tan
on una expresión de suficiencia. Var
voz tranquila y firme, mientra
ayudar, y su voz bajó a un s
de caminas. Tantas cosas valiosas...
La misma clase de amenaza que pr
los ojos. El miedo que esperaba ver en mi rostro n
pasillo ahora silencioso. "Hay que tener mucho cuid
cilar. La sonrisa de Laura vaciló por un segundo. C
mi camino hacia el aula, dejándolos atrás, en medio
zado. Y esta vez, yo
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