autómata, sin sentir el frío
oscuro y lleno de humo, el tipo de lugar al que nunca iría. Pedí u
ento de los últ
de mi madre para pagar
horas en la pastelería para financi
yo era su salvadora, su única creenci
ista, puliendo un diamante en bruto.
que ya no
tali
tecto que estaba diseñando mi nueva pastelerí
raba una genui
? Te he esta
ablar. Las lágrimas que había con
bró", logré decir.
cia era sólida y reconfortante. No
ó y entró Mateo, con Sasha colgada de su brazo
los míos. Su sonrisa se to
ose a nuestra mesa. "Catalina Castillo, ahogando sus penas. ¿Tan ráp
rutal. Me encogí en mi asiento, d
ón no s
peraba a la de Mateo. Su calma era
voz era seda y acero. "Yo no cobro. Es un placer
urló Mateo. "¿Esa
o de su cuenta bancaria, Mateo. Algo que tú est
Mateo, enrojecido de ir
que eres para hablar
nrisa afilada que n
. El hijo adoptivo de l
Mateo fue mi primera pequ
lviéndose hacia mí. "No dejaré que mi des
nitos de Mateo y de todo el b
ino protector. Un escudo c
amente a Mateo, cuya cara era
ano, Catalina y yo tenemos cosas