ida perfecta para Iván, pero él siempre t
mpromiso, manipuló unas fotos íntimas
n respetado viticultor de Mendoza. La humillación fue tan
undo se me venía encima, apareció mi
morado de mí en secreto, y
ó junto a mí toda la noche, se convirtió en mi ún
ral, Máximo me p
u padre que siempre te c
y sin nadie más e
n tres
fecta. Máximo era el esposo devoto, el empresario vitivinícola que había
stro primer hijo. Nuestra vida parecía un cuento de
un día tod
vientre, cuando vi a Máximo en el aparcamiento del hosp
na columna, el corazón
irme ver a Sofía! -gritaba Máximo
padre de Luciana muriera y su riñón, que era compatible, fuera para ella! -la voz de Máximo era puro veneno-. ¡Fui yo quie
partido por un golp
or Sofía... ¡me quito el sombrero! ¡Pero ahora Sofía es mi esp
los pulmones. Cada
ó de un infarto.
or, mi esposo, el padre de mi hi
repente, cada pieza encajand
en su cumpleaños, siempre con regalos
rgo y usara vestidos floreados, el estilo
para llevarla al médico. Yo lo había confundido con un cariño d
ta y enfermiza. Él, el hijo de nuestro capataz del viñedo, siempre h
ñón llegara a su amada Sofía. Su propuesta de matrimonio no fue por amor, fue para con
s podía respirar. Este hombre no
, di media vuelta y regresé
ero interrump
o. Intentó disuadirme, pero mi decisión era firme, inquebrantable. Me sometieron a
rdar vinos de colección. Dentro, coloqué el pequeño cuerpo ensangrentado de mi hijo. Lu
llegó a casa. Olía
rente y susurró las
amor, te a
r los latidos de nuestro hijo. Ni el alcohol ni su falta de in
te mucho -le pregunté,
o, con la mirada per
ga. Estaba sufriendo porque no podía
iando la prótesis de silicona-. Te tengo una sor
nrisa helada y los ojos ardiendo de odi
la pesada ca