intentó hablar varias veces, llenando
pediré a la clínica que restrinja
or. Estaba
o. Sol
e Buenos Aires. No respondí. Mis decisiones ya estaban
r una cena especial. Velas, música suave, el vino
ando de recrear las noches que solíamos tener. Me sir
omí. Jugué
levó de la mano al salón
reguntó, su voz
Aníbal Troilo. La orque
te. "¿Tango? ¿D
ió no entender. "¿Qué pa
a corregí. "Yo lo detesto. Y
teo, eso fue hace much
, la corté, mi voz subien
a seguía sonando, una burla cru
no, que había dejado sobre la m
mbió de la conf
emergencia con una instalación", min
voz de nuevo fría y con
eguida. Te
iendo, com
Luego tomé mis llaves y la seguí
de salud mental. Pero ella no entró. Aparcó a una manzana de distancia
e en la oscurid
esa. Parecía agitado. Discutían. Él le
atuaje del que hablaban las enfermeras. Un par de ojos increíblement
pareció desvanecerse. Lo to
ago se r
edo, Leo. Amo a mi marido", la escuché decir a través de l
ro manipulador. "Yo te inmortalicé. Llevo tu mirada en
mesa. "Solo un beso.
la cabeza, per
beso desesper
lvió el beso. Se aferró a él, sus manos en su nuca,
he, fui testigo del momento exacto en qu
ntí dolor. Solo un va
el coche
a carpeta de fotos. Miles de fotos. Viajes. Cenas. Son
odo. Y pulsé
un pequeño ruido.