s puertas. En menos de veinticuatro horas, Javier le confirmó que su reside
o con un diamante enorme, parecía un grillete. Se lo quitó
ido a cocinar los platos andaluces que a él le gustaban, había cambiado su ropa colorida po
bre que la veía
misma en el espejo. "Nunc
amigas vinier
a la Feria?", preguntó Clara,
pondió Sofía, salie
movían como llamas. Su pelo estaba recogido en un moño bajo, adornado con u
es. La que Mateo ha
reíble", dijo Clara.
a de manzanilla de la bandeja que ofrecía un sirviente.
bailó sevillanas con todos. Rió, bebió y sint
oído. "Mateo está en la caseta
con su traje gris impecable, una mancha de austeridad en medio de
o, Ricardo, se a
á desatada esta noche", come
ó. "Sofía conoce sus lím
de dolor. Ni siquiera le importaba. Su indiferenc
nces, tod
de flamenca blanco, como una virgen inocente. Saludó a
ailando, pero ahora sus movimientos er
n hombre guapo y bronce
más bella de la Feria. ¿Me daría
queta. "Bueno, no
frase, Mateo se levantó de un sal
n témpano de hielo. Agarró a Isabel del brazo co
ces daño", se
señorita Vargas", siseó él, arrastrándola fue
mostrado por su propia esposa,
ejado en ridículo! ¿Por qué te pon
hando por encontrar una excusa que no rev
especie de piedad burlona. Pobre Mateo, tan atrapado en su propia mentira que ni siquiera podía admit
as lágrimas fals
no estuviera, ¿verdad? Podrí
otó en el aire,
. Solo apretó más
te hacia Sofía. Su cara ya no era la de
desprecio. "Lo
pesado jarrón de cerámica de una de las mesas y, con un
Sofía se v