ego. El dolor seguía ahí, pero estaba envuelto en una capa de in
ntiguo que me había dejado mi madre. Era mi posesión más preci
ilenciosa. Subí directamente a
s, sustituidos por los de Isabel. Y en la mesita de noche, donde antes había una
travesándome. Era el fina
to en el fondo del armario. Lo saqué de su caja de madera
abitación, me en
n una sonrisa fals
recoger lo
¿Quiere verlo? Es su... bue
a," respondí,
pero ella me bl
o sea tan fría. Podrí
, igual que en la fiesta. Pero esta vez,
El abanico se partió en
ompió algo
ras, atraído por el ruido. Vio a Isabel en el
gritó, corriendo hacia Isa
"Solo quería ser amable, y ella...
es ve
Me agarró del brazo, su r
timado al bebé! ¡Isabel podría h
el abanico de
abanico! ¿Vale más qu
ue una vez amé, y no vi nada más que a
ije, mi voz extrañamente t
ltó, sor
cio? ¿P
r t
orcio que mi abogado había prep
rma
. "No. Te amo, Sofía.
té. "Echa a esta muj
u duda, encontr
del bebé llenó el pasillo.
bé... creo que
viada. Corrió hacia la habitación del bebé, d
que lo había perdido para siempre