a antiséptico me llenó la nariz. Una vía
ock anafiláctico severo. Si hubieran tardado
o no est
nsión. La casa estaba en silencio. Subí
estaba ent
men estaban juntos. Sus cuerpos entrelazados, sus gemidos
cómo mi marido hacía el amor con l
nvirtió en una extraña calma. Ya n
ran. Cuando Carmen s
n una pizca de vergüe
quie
caja fuerte, oculta detrás de un cu
eaños de
documentos, el poco dinero que ha
untó, con un tono burlón.
rte y me di la vu
ca, Alejandro. Porque si lo
las escaleras y crucé la pue
al aeropuerto, mi teléf
igo. "El médico de Carmen ha llamado. Su embar
o que ver
al de endometrio. Tu útero está sano. El de ella no. Vas
edé h
ás l
Es perfecto. Te espero en la clínica de la familia en diez minutos.
lg
rojo. Miré por la ventana. El aero
nte. Su risa. Y luego, la imagen de Ca
le comenzó a formarse en
ije al taxista. "Lléveme
é a
ido. Espérame un poco más. Te
de que pudi
do. Alejandro me esperaba en la en
entrarías
o médico que me había salvado la vi
o", le dije, mientras la anes
re mí. Su aliento
e a mi hij
privilegio de darme herederos. Ahora, tu cuerpo servirá para un propós
volvió. Pero en esa oscuridad, mi plan d
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