mí había sido sinónimo de hogar durante ocho años. Con las manos cubiertas de un fi
padre de Isabel dirigía el taller. Él vio mi t
penas para sobrevivir en Gra
Isabel. Ella ni levant
cesito habl
ero rápido, que
gan miles de euros por una guitarra, vienen por mi trabajo. Mi
móvil sobre la mesa, con
noticias? Hay una crisis, las ventas bajan.
pasada cerramos el pedido del maestro fl
Sur'", me corrigió, con una s
deteniéndose en mis manos sucias de tra
astrando la palabra como si fuera un insulto. "Te subiré
Era una bofeta
me quemaba por dentro. En el taller, Carmen, la joven v
o, Mateo"
a mi banco de trabajo, el único luga