ie estaba cubierta de ceniza endurecida que, a la luz de las lámparas vivas, parec
podía
re una losa cálida en el centro de la sala de los Custodios Rotos. Su brazo dere
edra
to, idéntico al del fragmento que guardaba en su pech
el anciano-. Ahora no solo c
haber tocado nunca el Corazón del Templo. No porque no entendiera su importa
acompañó hasta la s
ladas en piedra y fuego. Asha se arrodilló frente a una placa circular en el suelo, donde el símbolo
Maeka detrás de ella-.
o que los Hijos hacían con las cenizas oscuras: las
la controlo? -pre
a en la piedra. Y la piedra
eka desapareció
ió las manos. Las posó sob
ión fue i
que contenía no era ajena. Era salvaje. No estaba ordenada como en los templos, ni sellada en fragmentos claros como l
es esta
it
do órdenes en lenguas olvidadas. Guerreros cubiertos de ma
io de to
sha.
smo brazalete que Asha llevaba ahora. Pero el suyo ardía
... -sus
rectamente, como si pudiera v
ces, el
aban. Las cenizas oscuras se habían incrustado en s
areció d
no sellas la emoción,
a cómo? -
evelando una pequeña
ndo a par
miró,
ra contener la ceniza osc
tes una llama en una lámpara de vidr
l fragmento del Corazón latía más
a si encier
encogió d
o serás tú. Pe
ejó
Las manos aún le ardían, y sin embargo, no se detuvo. Sa
el. No solo po
acabaría fusionándose con ellas. Como un espejo
los
las palmas so
intentó resis
jó en
ridad. Aeolina -la mujer del recuerdo- hablaba con otros tres. Guerreros. Sabios.
ue robado -dijo Aeolina-. Y si n
ir el Corazón? -pregunt
sa ser adorada. Me interesa que el fuego sig
una punzada
n se des
s estaban quietas bajo sus manos. No bri
-dijo una voz
Li
ero para hacerlo, tuve que..
Qu
miró con
mi
to, como si evaluara cuánto de es
e. Solo te hace más eficiente. Pero e
herram
rigió Lirien-. La única cap
tículas de ceniza brillando bajo la piel. En
mpre. Pero
poró len
nséñame a s
n asi
da allí. Una que incluso los Hijos temen. Si puedes con
si
e tragará, como ha h
no tuviera miedo. Sino por
a que r
quia vi
ener ya había com
ban muchas memo