a por mi propio marido, San
a hija, tosió sus última
muerte de su "verd
ños de Lucía, y ese f
e un matrimonio forzado, una me
cape posibl
del final, s
s y el fuego
ni ceniza, ni l
bodega, con el mismo ve
iraba, susurrando, "Isa.
rogado,
me heló
a mism
ndimia, el comien
lo había vu
o otr
ese infier
or la traición, el rencor y una hija no d
o romper e