rincón de nuestra casa. Yo, con tres meses de embarazo, sentía una felicidad que creía infinita
erví mi té de hierbas prenatal, el que él mi
mi amor" , dijo Javi
udo me dobló en dos. Un calambre violento, bajo, que me robó el alie
o de salud del pueblo solo pu
a. Ha sido un abo
rota, me moví como un autómata. Al ir a tirar la taza de la mañana, vi los restos de
er estaba entreabierto. Dentro, una pequeña bolsa de tela con las
sabella, su exnovia, la gl
rdad me amas, si nuestro amor es eterno, necesito una prueba. Tu primer hijo debe ser mío. No de ella. Usa estas hierbas, un 'c
ó de las manos. Mi té
la garganta. Él lo había hecho.
todo. El silencio al otro lado de la línea fue más aterrad
Sofía, tu padr
n débil, no lo soportó.
la mirada perdida en los olivos que mi padre tanto amaba. Me vio llegar, inten
adre en una cama de hospital, en es
speré en la cocina. Puse la bolsa d
. Su cara no mostró ni un
ue hacerl
tranquila,
ificio, un acto de amor noble. Nuestr
ma, mis sueños, mi cuerpo. Ya no lo reconocía. El am
dije, con una frialdad