ajo, el orden de los planos y los cálculos, para escapar del caos emocional en casa. Al
gigantes en los faros y un vinilo rosa chillón con la frase "Bebecita's Car" en la puerta del conductor. Pero lo peor estaba en el lado del copi
para no caerme. Era una invasión. Una profanación. No era solo un coch
mantenimiento y empecé a frotar el vinilo y las estúpidas pestañas hasta que no quedó ni rastr
ra Mateo. Lo ignoré. Volvió a llamar. Y o
el coche? Tenía qu
í con una
usando. Es
sonar. Esta vez era Carla. La había desbloq
llegado tarde al trabajo y me han descontado el bonus. ¡Me lo vas a paga
cajada, seca
r la propiedad ajena. Segundo, si quieres un coche, te lo ganas, como he h
. La mujer que me devolvía la mirada tenía los ojos encendidos, una expresión dura que no reconocía del todo.