mar nuestra unión de he
pida, con la v
rgencia en la destilería, algo co
de que pudie
pequeña caja sobre la mesa. Sentí un vacío en el estómago, pero lo
da, perfeccionando una nueva mezcla de mezcal. Las horas pasaron
a hacienda. Me entregó un sobre gr
le dije. "Pued
dor asinti
rio. Pero la curiosidad, o quizás una premonic
e doblada, estaba un
laros: Isabela Val
misma fecha en que debíamos
uelo, con el papel temblando en mis manos. Todo encajó: las llamadas nocturnas, las
enólogo. Cada objeto era un recuerdo, una promesa rota. No lloré. El dolor era dem
la puerta pri
a, y venía
Al verme con la maleta, se aga
sa?", gritó Isabela,
ia mí, con los oj
un té de tila, rápido! ¡Está teniendo un a
guí doblando una camisa
voz resonando en el gran sa
é hacia ella y le arrojé el
lo que