seda que no podía ocultar del todo la incipiente curva de su vientre. Mis ojos se clavaron en su cuello. Lle
artió en mil pe
so arrepentimiento y, sin previo aviso, se
tamente maquilladas. "Estaba loca, ciega de celos. Tu talento, tu vida con Ja
u hombro. "Ya la has oído, Isabela. Est
e me quemaba por dentro. Miré las manos de Catalina, entrelazadas en un gesto de súplica. Llevaba un anillo de
principio, si me hubiera pedido que me apartara, quizás el dolor habría
istió Javier, su voz
uía en el hombro de Catalina. Él er
ntamente,
n grito ahogado. Levantó la mano y vi con horror cómo se clavaba sus
as!", gimió, mirando a Javier con desesperación. "Mi
chó, tomó su mano herida con una del
, mi amor, tranqu
hacia mí, su ro
provocas? ¡Está embarazada! ¿No tienes coraz
blanco del hospital se transformó ante mis ojos. Vi a un bebé diminuto,
usurré, la voz
pedida silenciosa: Adió
fuera de cristal, y salieron de la habitación, dejándome
erpo temblando sin con
s baldosas. "Mamá no pudo protegerte. P