médico había dicho que me quedaban, como mucho, dos años. Dos años antes de que mis
o apartamento, el que apenas podía permitir
a dicho el médi
ra la única que sabía de mis visitas al hospita
oz sonó extrañamente tranquila, com
o, y luego un s
icos se equivocan. Buscaremos
í, mi calma contrastando co
nos, los dedos ya ligeramente hinchados. Estas manos, que habían aprendido
a hacer?», g
«Voy a bailar en la Bienal
. «¡Estás loca! ¡El dolor te matará
ispa de mi antiguo orgullo. «No dejaré que me quiten es
isión. Si mi vida iba a ser una tragedia