ga de los Vega Torres era denso, olía

os de ave rapaz, dejó su taza de té sobre la

susurro calculado para sonar razonable. "

. Su marido, un famoso torero, había muerto en la arena hacía apenas un mes

a vivir. Y la herencia de su marido... es

vitó mi mirada, concentrado en

n, "hemos pensado... como familia

otal. Ni el tictac del reloj

sabía la respuesta. Un frío terri

stuviera sugiriendo que le prestáramos una taza de a

. "Tía, eso es.

do Vega, el patriarca. Su voz era grave, definitiva. "Isabel es de la familia.

sentimiento, mi sacrificio en el a

esta en el piso de arriba, ajena al mercado de

susurró mi prima, mirándome por fin con l

emocional, la mirada suplicante de mi marido, que solo ve

en

palabra. No

io fue su

jaula de oro entre viñedos. Oficialmente, era para "d

e ayudó a deshacer las maletas. Sus ojos mos

ra Sof

da, Lupe," l

s se encendían. El cuarto donde se alojaba Isabel. Poco después, vi l

e apagó en

scuridad, sintiendo cómo mi matr