ebre llegó una
co, Isabella ojeaba una revista de moda y yo
una copa de vino tinto. Al pasar a
derramó por compl
que mi abuela, también bailaora, me había dejado antes de mor
de un rojo oscuro, co
amó Isabella, con una falsa expresión
lvidando mi tobillo. "¡Lo
los ojos llenos de lágrimas f
lo que significaban
Se levantó y se interpuso entre no
Ha sido un accidente
uido lo único que me
aré cien pares nuevos si quieres!", gritó
erza. "Vas a ir a la bodeg
ateo, por favor. Sabes que n
el pasillo hasta la pesada p
dramática, podrás salir",
con un golpe sord
n completa
viejo. Mi corazón latía desbocado en mi pec
la puerta con los puño
resp
és de la gruesa
melodía suav
abella, clara y musical. Y la
n cele
a puerta fría y me de
ya no sentía miedo. Solo un f
risas, el amor que sentía po
go nuevo. Algo oscuro y
o