mpre con los libros, siempre preocupada por el dinero. Yo, la hija de bodegueros de La Rioja, nunca tuve
a Madrid con un hijo pequeño y el sueño d
ientras tomábamos café. «Carmen es una artista, pero no t
o, el primer año de alquiler y todo el material. No firmamos nada. E
de la agencia de marketing, a mis contactos. Compraba sus piezas a precio comple
sonreía y me llamaba su «ángel de la guarda». Lucía me l
pió por una
ler a Elena, una co
le a Carmen que vas d
lvidó. Fue como
la oficina, Elena me ens
to, "Amigos del Taller" . ¡Qué majas son! Nos hacen un 20
edé h
n chat lleno de gente que no conoc
metía en el horno. Quince euros. Y mi único privilegio era un vago «
nzada fría e
, con la voz más neu
que es para los clientes fieles
pagado por ese mismo horno. La que
o era una amiga fi