éfono. Era Javier, uno de los
ía, ¿cómo
avier. T
rimo. Tienes que venir. Mateo estará allí. Es la oportunidad perf
presa y no interfiriendo en el final de mi relación. La lealtad
sea buena i
Por los viejos tiem
riosidad morbosa, una necesidad de cerrar el cí
cillo y me dirigí a la galer
os, obras de arte abstractas que costaban más que mi sueldo anual. La gente e
o. Ella se reía de algo que él decía, con una copa de champán en
edir una copa de vino, inte
ces cuand
taban a mi espalda, lo suficientemente cer
un falso tono de compasión. "Sigu
es así. Nunca ha superado lo de Lucía. Estaba colad
o. Me quedé quieta, fingien
mpezó a salir con Sofí
e Javier fue c
eció Sofía, tan intensa, tan dispuesta a todo por él. Fue el c
ó Ricardo, y ambos s
ti
mis sueños, de cocinarle sus postres favoritos mientras él apenas me mi
a sido un
a. Fui un sustituto
de probarlo. El ruido de la galería se desvaneció. Solo pod