ruo invisible que me
or me empapaba la ropa, pegándomela a la piel. Empecé a sen
unió a la f
del pantalón. Mis dedos tembl
número d
o. Dos
u voz sonaba irritada, lejana.
jadeé. "Camila... ha cerrado con ca
a mi madre suspirar, un
ta. Deja de ser tan dramática, por favor. Estás
. te lo juro
el lunes, Sofía. Intenta
co
eración se mezclaron c
Ni siquiera contestó. Saltó
ca anterior. Una época antes de Camila, antes del terremoto. Éram
aron a una sobrina traumatizada y un cheque. Una herencia considerable,
se convirtió en una ofensa, una deuda que yo, sin saberlo, tenía que pagar cada día. Ellos veían
presente. Solo me
empleada
isto crecer. Te
é su