ajestuosa Torre Solara, mi obra cumbre que mi prometido, Mateo, se atribuía, sentía
teo, me expuso ante cientos de invitados como una "trepadora inmoral", proyec
s, ahora me miraban con desprecio. Él e Isabel se reían, revelando su traición. Mi móvil, lleno de recuerdos y pruebas, fue brutalmente destroza
turo por la ambición de un hombre y su amante. ¿Cómo podía la justicia estar tan ciega? ¿Podrían realmente sali
o de Jerez de la Frontera! Con una furia inquebrantable, envié un mensaje a mi primo Alejandro de