ces en mi copa de vino tinto reflejaba la supuesta felicidad y la i
salón, no con arrepentimiento, sino radiante, de la mano de Sofía Rí
a oficial, ofreciéndome con desdén el papel de una "socia secundaria" o, si lo
e destruyó a mi familia Montoya y me dejó morir en el mar helado, pero ahora, el d
con todos mis recuerdos intactos, y Javier está a punto de aprender que el juego d