anto gris, y mi matrimonio de siete años con Isabell
e la mañana, la bomba explotó: "Bodeg
ad, pero para mí, era el ini
ña, la mujer que había destrozado mi mund
poder; su mirada fría se posó en mí, y una diminu
ro con un filo de acero, anunció: "Buenos d
s celebraban una fiesta de confraternización, ell
die, salvo ella, pudiera acercarse, con un sutil tono po
, sin entender que yo solo veía a la misma mujer que me había humillado
el amargo recuerdo de nuestro último aniversario, cuando la vi en todas
cuidando a su abuela enferma, una escena
destrozarme, aparecer de nuevo y at
ancia y su sonrisa triu
ves de un apartamento en Madrid que la lúcida abuela Ele
o el momento
n importar el caos que tuviera qu