gando fuerte sobre los campos de agave azul. No vino sola. Traía
e, frente a un Ricardo que la miraba c
z de socialité capitalina. "Mi bebé, nuestro bebé, es frágil. Para
rtaba la vista
Isabela. Pide
llas de un 'niño milagroso'. La
r la hacienda y al que los trabajadores miraban con una mezcla de asombro y respeto. El niño que era un reco
a ingenuidad de su madre, la sangre
ardo, sin una pizca
su despacho, oliendo a tequila
ofía, su voz tranquila pero firm
ierra, de esta casa y de todo lo q
tu h
río. "Un sacrificio necesari
sangre. Mi don es más fuerte. Yo puedo darle la p
nes de campesina. No, Sofía. La bruja fue clara. Necesita ser
adalajara, un hombre con más deudas que escrúpulo
sus costillas. L
la hacienda. Sofía intentó detenerlos, pero
ron por la hacienda, pero nadie se atrevió a intervenir. A mitad d
ándose las manos. "Isabela
on la herida abierta, sangran
ngrado y por un dolor qu
do le sostenía el cabello a Isabela mientras ella vomitaba por la