ó. La llamada del hospital llegó mientras yo estaba en el estudi
u abuela, Carmen,
en la sanidad pública para el tratamiento especializado era de meses. Meses que mi
meses de una vida creciendo dentro d
cerveza y sudor. Estaba apoyado en la barra, riendo con una mujer espectacularmente vestida. I
é de la
Está muy enferma. Ne
ó. Miró por encima de m
Sofía? Lo invertí todo.
vida de mi abuela! ¡Tu
sonido áspero,
ingiendo. Es un truco para sacarme
Las palabras no
, la he visto. Est
enas se notaba. "Un bebé. Qué conveniente. Es una
olviéndose frí
e deshacer
convirtió en un zumbido distante. Me di
rar. Limpiaba habitaciones de hotel por la noche, el olor a lejía se me metía en la piel. Repartía comida en una bicicleta, pedaleando bajo la lluvia,
, con un sueldo decente. Mientras hablábamos, vi un flash. Isabella estaba al otr
s, el hospital
ntimos
la se h
nero para un funeral digno. La incineré. El crematorio me entregó sus cenizas en la única
e Madrid. El dolor me cegaba. Me detuve frente a un es
te
Reía, radiante. Le entregaba las llaves de un c
le para ellos. Sus voces llegaron h
por el capó del coche. "Los pobres son todos igual
Mateo, las palabras que me rom
santes. Un buen pasatie