a Alejandro a
," dijo, su voz calm
oblemas y desapareceré de tu vida. De lo contrario, usaré la información que tengo sobre los ne
omeaba. Los Montoya, aunque en decadencia, había
promesas?" preg
peregrinación a caballo al santuario de
gares religiosos, los encontraba aburridos
Pero que s
se encontraron al
e montar, un sombrero para pro
a miró con
a? No tengo
asi
antuvo distante, quejándose del ca
a en sus pensamientos, observa
lugar de imponente belleza
ió una vela, re
a, apoyado en una pa
una medalla de plata de San Benit
ue esperaba abajo y se
os. Su corazón se encogió, pe
mesa estaba cu
és, Isabella lo
acompañes al Festival Nacional de
n fastidio. Odiaba l
ola o con tu ami
jandro. Es pa
nte era festivo, música, baile
haber ido de niña con su familia, soñando c
el tiempo hablando por teléfono
dos empanadas.
uie
desdén. "No c
en silencio, observan
cumplía entre la indif
mesa llegó una
juntos en el viñedo abandonado de los Montoya
"¿Trabajar? ¿En ese
nte para mí
do, pero aún conservaba u
e reconectar con sus raíces, co
polvo, del trabajo físico. Criti
ás estas vides. N
eció Lucía Navar
s semanas y ya estaba de vu
c gourmet, champagne fra
completo, como si fu
ientas y se sentó con Luc
iendo cómo la humillaci
lágrimas silenciosas rodando
promesa.
rta pr
al en San Telmo, Buenos Aires.
Alejandro se quejó del
gar auténtico, lleno
o pero elegante. Se había maquillad
nmigo, Al
rialdad. "No. No
a no in
r, con ojos amables
ace
a, frágil pero etérea. Todos lo
ra, una extraña mezcla de irritació
apareció de nuev
jandro, le susu
ó de la mano y la
ionado, provocador, ll
ente a I
o, agradeció con una sonrisa triste
romesa. Otr
cada vez más débil.
n el "trato" y obtener su l
romesa? Termina con esto de un
ocina en la vieja cocina de la estancia M
io al otro lad
ti?" La incredulidad e
timo deseo." Su voz sonó
d, pero la atribuyó
e sea la última vez
ina de la estancia Montoya
las instrucciones de las recetas ma
con torpeza, mald
rincón. Llevaba un pañuelo elegante cubriendo s
lista, el aroma a comida
el ti
ue a abrir.
o ella, con una
su casa, criticando
intoresco," dijo co
mesa. Lucía cri
ado esto, ¿n
está un
apenas pr
endió la mano hacia e
bonito, Isa. ¿P
bella pudiera reac
o, revelando la cabeza
ilencio s
con sorpresa, luego c
recurrir a tales extremos para llamar la
das de veneno, reso
sabella, luego a L
el mundo se derrum
mesa. La humi