n hotel, ni a un apartamento propio. Lo instaló en s
como si hablara del tiempo. "Su apart
cir? La imagen de su abuela aterr
. Usaba la ropa de Mateo, bebía el vino caro de Sofía y, sobre to
guitarra, Iván entró en el salón. Llevaba una botella de Ve
bajando," dijo Iván c
de vino voló por los aires y se estrelló contra la al
a Mateo con falsa acusación.
ertada por el ruido. Vio la mancha, la b
pasado?
alando a Mateo. "Me ha empuj
rió la boca para defenderse, para decir la verdad, pero
..." e
e," sis
itó de la forma habitual. S
958. Hecha a mano. Había pertenecido a su abuelo, un legendario tocaor de Jerez.
ó lentament
¿eh? ¿Tu pequeño mundo de
manos. Mateo intentó recuper
favor. Es todo
encima de su cabeza, la madera de palo
rabia, la estrelló co
intineo de las cuerdas rotas. La guitarra, su guitarra, se partió en d
solo madera rota en el suelo. Era el legado de su abuelo. Eran
mancha de color en sus mejillas. No había remordimi
a. "Tú me quitas algo que valoro
el fondo, disfrutan
adera. La etiqueta de "Conde Hermanos" estaba partida por la mitad. Acarició la
a mucho más profundo.
uridad del salón, con los restos de su g
ad, la humillación, las amen
lo había ro
Había declarado la guerra a la
por los restos de su pasad
ni cuándo. Pero
Y de alguna mane