zó a hacer
nada de lo que había allí era suyo. Eran vestidos de diseñador, za
vaqueros gastados, camisetas sencillas y, envuelto en
do lo que
unca le había hecho, sino que su asistente compr
limpió el polvo de las cajas de joyas. Un recordatorio de lo
incipal se a
de Mateo. Entró como un torbel
con asco la ropa amontonada. "P
a bajado la cabeza
y
limpieza", respo
¿O es que te han dicho que hagas sitio? Elena vu
Isabel era dire
momento, el
una figura elegante y frá
a Mo
, con un aire de víctima perpetua que resultaba extrañ
melodiosa. "Mateo me ha insistido tanto en que me
l, lanzando una mirada venenosa a Sofía. "Algunas per
ateo ha estado loco por ti desde que éramos niño
, delante de Sofía, era
ú", le dijo a Sofía, como si fuera una sirvienta.
go de poder para deja
la i
r su lado sin mirarla y
o instante, M
ó al ver a Elena. "
se posó en Sofía.
paseo", mi
y dijo: "Oh, Mateo, quizás no debería haberme quedado.
otector. "No digas tonterías. Sofía entiende
de Sofía como si no existie
a hermana víbora, la santa m
ónica se dibuj
z sorprendentemente firme. "Siéntete como e
la puerta, dejando tras de sí