LE
rdenado, con personas yendo de un lado a otro, muchas de ellos universitarios con mochilas al hombro y libros en man
en de apariencia encantadora atendía a los clientes con rapidez. Apenas me vio, me dedicó una
o con impaciencia. El lugar estaba abarrotado, y la
udarte? -l
e, dudando, pero luego asin
r f
ené vasos descartables con bebidas frías, colocando hielo de la máquina de Coca-Cola. Luego, me enca
de repente, sonr
almente pude tomar un respiro, ella se dejó
dad, gracias -di
cio y no pude e
, sigue si
asi
llevo quince días, y las ventas han sido mejores de lo que imaginé. Yo preparo los pastelillos, las tortas
nque estudio los sábados, estoy en un
viernes est
S
o luego adoptó u
alquiler, los permisos de la alcaldía y otros gastos. Puedo of
ese momento, cualquier
rece p
eocupes -agregó ella-. Mientras tan
sup
tarde. Cris me ofreció un almuerzo sencillo: unas canelitas de azúcar con queso y un refresco de cacao, ya
eran las cuatro. Cris cerró el cafetín y, tras pagarme
as gr
ada -respo
s mañana
la
su cafetín y, pese a las dificultades, le estaba yendo bien. Guardé el dinero en mi bolso y seguí caminando por la plaza. M
mi camino, giré y sin darme
! -dije apr
acerme perder el equilibrio, pero sus manos firmes m
-preguntó una
contré con un hombre eleg
cogiendo mi bolso y col
ir algo más, una voz a l
rate, Derek me
una leve inclinación de
eza y seguí mi camino hasta una farmacia. Saqué el papel con
ndo que era una indicación médica y que no había opción. P
enderse sobre la ciudad. Me coloqué los audífonos y observé las luces de los edi
ente,
o fu
escapó de mi garganta. Desesperada, traté de moverme
bocado. Miré a mi alrededor, tratando de recuperar la
me ayudaría. Me dirigí a uno de los balancines y m
tra vez esa
Dolor. Miedo. Estar atrapada
esas pesadillas desaparecieran de una vez por todas. No entendía