hacer ruido. Escuché el clic de la cerradura y me quedé inmóvil, con el cu
ndo? - su voz n
ez minutos
siete. No a las 19:14. No
ba parada, asintiendo como una colegiala. Quise decir: "Perdón", pero recordé
piensas que si no respo
puño. Cerca de mí. Cerca de los platos. Del vid
minutos después, se sentó a la mesa. Como si
cioso. Grac
vez en la noche respir
mí no e
iado inteligente. Elegía sus palabras
es tan sensible, y este mundo devora a los sensibles. Yo te protej
la soledad, de mí misma. Me dio un hogar. Comida. Calma. Pero cuanto más lo de
las que se exhiben. No eres como esas." Un día me puse una blusa con escote. Él s
: - Haz lo que quieras. Parec
usa, temblaba, me disculpaba. Él m
a sí. Mi ni
io es su
Días. No se va, no hace escándalos - simplemente s
mira. No me toca. Yo camino por la casa com
al momento. Por respirar fuera de ritmo. Y luego, al tercer o c
lo me duele cuando te conviertes en
vez. De que el silencio haya terminado. Ya no sé quién
r dentro - y de repente suena en la radio. O en el teléfono, por accidente. Y me deten
equeña y
todo empezó ant
dormir. Estoy descalza, esperando. Papá llegó del trabajo. Pasó junto a mí. No me abrazó. No
lviera. Que dijera algo. Que al menos as
espirar. Todo mi cuerpo vibraba: mírame. Estoy aquí. Te est
eaba con él. Pero conmigo era frío. Com
r. Sentía cuando alguien me miraba con aprobación. Cuando el tono de alguien era más suave.
decían que era importante. A veces, alguien en esos sueños decía frases que luego escuchaba en el día - en la
ya escuché esa frase. Los déjà vu se volvieron un consuelo. Como si no estuv
los ante quienes había que ganarse una sonrisa. Me sentía en casa junto al frí
ba de largo. Y yo, cada ve