n el suelo de piedra. Lucía como un lugar sagrado, un refugio de fe y esperanza. Sin embargo, para Andrei, un joven
a por la pérdida y el dolor, y la religión ofrecía consuelo y dirección. Pero mientras trabajaba entre las velas y los libros
n ojos que chisporroteaban como brasas en medio de la penumbra. La piel pálida contrastaba con su cabello neg
ntó el joven, su voz
resonaba en el vacío, como si el mismo aire se electrificara a su alrededor. -Veng
rias sobre demonios, pero nunca había pensado que tendría uno frente a él. L
riosidad lo estaba devorando por dentro. Las enseñanzas de la iglesi
lo que tus deseos claman? Tu lucha interna es un espectáculo fascinante para mí. Pero hay mucho más qu
ador. Andrei tragó saliva; cada sílaba reverberaba en su corazón,
consciente de que ningún pacto co
e su aliento llenando el espacio entre ellos. -Entregarás tu corazón, t
bien y el mal se desvaneció. La tentación era fuerte, como un fuego que consumía sus miedos y dudas. ¿Podr
mente, aunque su voz
seas si sigues aferrándote a tus creencias. Permíte
da palabra que Azrael pronunciaba era un hilo que tejía su destino, y aunque su razón gritaba e
ían estarían imbuidos de deseo, dolor y un amor que desafiaba cada regla. ¿Sería capaz de resistirse a la seducción