ra y la ceguera? Quizás solam
se ha esforzado por cumplir con sus deberes de ama de casa. Y nunca le ha faltado a su marido ni
da Estela? ¡Si hasta ha sido comprensible con el cada v
voy a descubrirlo y después arreglarlo -dete
tela. Parece que la señora Martínez también se le ha olvidado por completo que todav
ventualidad que sólo tiene lugar cada vez que hay una festividad o bien un problema que resolver. ¿Funcionará
*
cha que tengo una aventura -manifiesta el químic
ara que no caigan ni tú ni tu casa
s se aproxima al cuello de su amante para dejar ahí un pequeño recu
se queja Jaime, tratándose de quitar aquel
los que... -la mujer le da un beso en la mejill
r a quitarle los santos hábitos a la pecadora más pura que ha conocido, la que
a una indecible plegaria... «Se supone que me he metido en este asunto para salvar el sustento de una familia,
*
pronto, la puerta es abierta con el sigilo de la clandestinidad, dándole paso al entenebrecido malhechor. Aunque ha llegado a su guarid
alma y un poco de coñac. Las luces de la calle pasando por las ventanas le ahorran tener que
das de tu familia? -so
e su sillón, cual fantasma qu
un asaltante descubierto con las manos en
autoridad Estela, levant
e negro, cuales enlutados que discuten por
me recibe como a un maleante en mi p
ante a nuestra casa, como si estuvieras escondiendo algo -rebate Estela, mi
ra a mi casa -enfatiza
una familia a la que te debes -se ap
conmigo. Dime qué pasa. ¿Tienes algún problema en el trabajo? ¿Se trata de algún apu
toque el tema ante tu padre? -inesperadamente, Jaime
sa. Así que puede hacer de testigo y juez entre
lo único que queremos es arreglar
o puedo hacerlo -se av
endiendo hacer más fluida la cuestión
scena en la que mientras tantas cenas se enfriaban, del otro lado de la pared, su compañero ardía en clandestina pasi
io? ¿Por qué, Jaime? ¿Por qué? -cual papel con ter
aceres que te has olvidado de mí. Honestamente, en ocasiones, hubiera preferido
satisfacción de sus necesidades más básicas. Estela, por su parte, se tapa la boca, es
de las que no te ocupaste debidamente? -la desengañada no duda en ensuciarse la lengua con trap
paro de bajar la voz para no despertar a los niños con su pesadilla. El señor Mireles, entre tanto,
ero con un poco de comprensión y compromiso por parte de ambos podrán superarlo fácilme
vanta airada contra el hom
muy joven -y acaba desacreditando la autoridad q
mento, mas sus años le aconsejan n
s asuntos de los muertos. Mejor enfócate en reso
hostilidad, pero acata la recomendac
te cambiarme por
alago. El señor Mireles se molesta, pero termina a
sa forma de la mujer más pura
arranca una dolo
purísima, digo, tu putísima amante -la señora Mar
venido para ver si aún pueden rescatar su hogar destruyéndose. No
e, incluso contra ti, Estela -finiquita Jaime antes de marc
*
ismos riachuelos de penas rieg
ara que no me vuelva ladrona sin lugar en la glor
*